Los trabajadores de Aeropuertos Nacionales y Navegación Aérea (AENA) han anunciado que pararán el jueves santo. No sólo eso, alguno de sus portavoces incluso se ha atrevido a recomendar a quienes hubieran hecho su reserva de vuelo con la antelación que exigen los nuevos tiempos que vivimos (a más antelación mayor posibilidad de encontrar mejores precios) que los vayan cambiando de fecha porque ese día no van a volar. Esta simple frase ya ha sido suficiente para provocar el pánico entre los clientes y sus operadores turísticos. La cancelación de reservas para esa fecha está comenzando a producirse y el caos que se avecina a destrinos punteros como Canarias puede ser importante. Semana Santa es uno de esos termómetros que nos permiten valorar la salud de nuestra principal industria. La temporada tradicionalmente con mayor ocupación, el invierno, marchaba bien. Al invierno que sigue siendo durísimo en el continente este año se han sumado otros factores que nos han beneficiado como destino: La recuperación de la crisis en nuestros dos principales mercados de Reino Unido y Alemania, las medidas adoptadas por el Consejo de Ministros tras la entrevista del presidente canario, Paulino Rivero, con Rodríguez Zapatero en Moncloa (eliminación de tasas aéreas por el establecimiento de nuevas rutas e importantes descuentos por la mejora de las frecuencias y utilización de los aeropuertos en los días valle, los menos utilizados de la semana) y, no menos importante, el desvío urgente y precipitado de la masa de nórdicos y centroeuropeos que a última hora decidieron una de las islas Canarias como alternativa a la imposibilidad de viajar a Egipto o Túnez. Además, se suman los Carnavales. Balance: al peor establecimiento al que le va, tiene el 85% de ocupación, es decir, un éxito absoluto. Pero aún así, existen varios interrogantes. Este clima aparentemente brillante en nuestra principal industria no ha tenido reflejo en las cifras de desempleados que, una vez más, han vuelto a crecer, consolidando a Canarias como una comunidad récord en número de parados, con un porcentyaje cercano al 30 por ciento de la población activa. Mientras el Gobierno de Canarias defiende que ha aprobado medidas suficientes para que los empresarios amplíen sus plantillas, éstos responden que, después de hacer duros ajustes en sus plantillas para salvar sus establecimientos, ni una sola de las decisiones del Gobierno contribuye al empleo. En mitad de esa guerra llega el anuncio de huelga de los trabajadores de AENA. Habrá que confiar en que las negociaciones prosperen y que Fomento establezca suficientes servicios mínimos para que nuestra industria no sufra un nuevo impacto. |
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