Acabamos de descubrir que los controladores aéreos españoles cobran 200 mil euros anuales como media, mucho más que cualquier colega europeo. Este escándalo, inadmisible en ningún otro país del mundo, es el resultado de la presión que los trabajadores ejercen sobre unos gobiernos cuyos políticos no son capaces de explicar por qué tienen huelgas, en un país cuyos ciudadanos prefieren que los políticos paguen y todos callemos. Y José Blanco, que empezó su mandato diciendo que iba a arreglar esta situación impresentable, ha acabado como todos sus antecesores, callando y pagando. Los españoles ahora sí lo aplaudiremos.
Esta semana, todos nos congratulamos de que no vaya a haber huelga en Aena. Pero esa paz la vamos a pagar carísimo. La desconvocatoria de la huelga supone haber cedido a los sindicatos en todo lo que pedían, lo cual será pagado con precios más altos en los servicios aeroportuarios, como es evidente.
El acuerdo que finalmente se firmó convierte a Aena en una empresa invendible o, en todo caso, vendible a un precio absolutamente ridículo, dado que el futuro inversor no tiene prácticamente nada que hacer en esta sociedad.
Veamos qué le acaban de imponer los trabajadores al hipotético comprador: en primer lugar, hasta el 2018 tendrá un convenio firmado, intocable, que afecta incluso a todos los empleados que se pudieran contratar por la futura empresa privada hasta el final del periodo de vigencia del convenio. En segundo lugar, se garantiza que todos los puestos de trabajo se mantienen, sean o no necesarios, presten o no servicios reales. Pero es más:700 empleados que actualmente tienen un contrato llamado de relevo, que sólo acuden a reemplazar a otros de Aena, pasan a fijos. Si existe una remota posibilidad de justificar los puestos de trabajo actuales, imponer esta estructura para el futuro, ignorando cambios en las circunstancias, en el mercado, en la tecnología, es simplemente ridículo.
Todos estamos contentos de que no vaya a haber huelga, pero los trabajadores de todos los servicios públicos deben haber aprendido la lección: convocad huelgas salvajes, cuanto más dañinas para los intereses generales mejor, que lograréis todo lo que se pretende. En España somos así. Nadie se pregunta por los costes, sólo que este verano nos dejen en paz.
Los mercados, o sea el sentido común, afirman que Aena con estas condiciones es muy poco atractiva para los inversores. Se ha de tener presente que, además de tener estas condiciones laborales, el nuevo gestor dispondrá de sólo el 49 por ciento de las acciones, quedando el poder político con el 51.
Fuente: mallorcadiario
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