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martes, 21 de septiembre de 2010

La policía expulsa a las empresas de alquiler de coches del aeropuerto

Después de 25 años se prohíbe a las compañías sin oficina recoger clientes en la terminal de llegadas


MIGUEL MANSO. PALMA. La Policía ha zanjado de cuajo una práctica con más de 25 años de historia. Los empresarios de alquiler de coches ya no recogen a sus clientes en el interior de la terminal de llegadas. Y los usuarios, al aterrizar en Mallorca, no encuentran a nadie que porte un cartel con su nombre.
La prohibición afecta a los cientos de ´rent a car´ de la isla sin oficina en Son Sant Joan; todos menos ocho multinacionales –Auriga, Europcar, Goldcar, Hertz, Avis, Atesa, Record y Sixt–. Las expulsiones del ´paraíso´ comenzaron la semana pasada pero ayer adquirieron carácter oficial y sin vuelta atrás. Propietarios y trabajadores de más de una decena de compañías se dieron cita a las puertas de la terminal. Los había grandes –Hiper Rent a Car, Centauro, Vanrell– y familiares –Mallorcar, Seguí, Autos Nifers, Sol&Mar–. En el interior aguardaban varios directivos del aeropuerto, media docena de policías y siete vigilantes. Cuando los profesionales cruzaron el umbral salieron a su paso los agentes y los guardias. Un policía impidió al fotógrafo de este diario tomar imágenes desde el interior de las instalaciones.
"No pueden estar aquí. Carecen de acreditación para desarrollar su actividad", les espetó un subinspector. Los alquiladores miraron a su alrededor y empezaron a señalar a personas que portaban letreros con nombres de turistas. Ninguno lucía acreditación. Eran taxistas, chóferes de autobuses y empleados de agencias de viajes y agroturismos. El subinspector les explicó que trabajaban para empresas con oficinas en el aeropuerto. "No todos", replicaron. "Ustedes tienen que esperar fuera por razones de seguridad. Yo les daré una copia de la norma", insistió el oficial. "Marchaos, ya habéis conseguido lo que queríais", concluyó amable, en un claro guiño por la presencia de dos periodistas. "Los policías disienten, pero deben cumplir órdenes", explica Pep Lluís Pla, propietario de Mallorcar.
Los empresarios atribuyen el cambio de instrucciones a la dirección del aeropuerto, que, presionada por las multinacionales de ´rent a car´ con oficina en la terminal, exigen su destierro. "Pagan mucho dinero por estar allí y dicen que les quitamos clientes potenciales, pero es incierto porque solo esperamos a personas con reserva por internet", detallan los afectados. Este diario solicitó la versión de lo sucedido a un portavoz del aeropuerto, pero no obtuvo respuesta.
Pep Lluís Pla ha enviado una carta al delegado del Gobierno, Ramon Socías, donde detalla el "atropello" que sufren él y sus compañeros. "La semana pasada me sacaron nueve tíos [guardias de seguridad] a pulso por orden del director de Son Sant Joan. Una conducta más primitiva no se puede dar", se queja. "Quienes pagamos los impuestos en Balears somos nosotros, no las multinacionales que operan dentro", remacha África, de Seguí Rent a Car.
Pepe, de Autos Nifers, recibe clientes sujetando un rótulo desde hace décadas. Aunque "muchas veces" les han requerido abandonar las instalaciones, Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) nunca estiró tanto la cuerda. Ahora les confina en la sombría cuarta planta del aparcamiento. "Los vigilantes nos han dicho que no podemos estar ni a la puerta de la terminal de llegadas", suspiran. A la cuarta planta del parking los clientes no se acercan ni con mapa, se indignan. El quebranto es elevadísimo para pequeñas compañías que acuden cinco veces al día a Son Sant Joan. "La semana pasada perdí a un señor de Nueva Zelanda que venía con una reserva de 1.100 euros. Yo iba con la documentación para firmar y el coche, pero no le encontré. Algunos compañeros se exponen a que el touroperador les rescinda el contrato porque ha recibido muchas protestas de clientes", ilustra Pep Lluís. Las empresas grandes como Centauro cuentan con 200 usuarios diarios pendientes del rótulo de un empleado. Los afectados acudirán a la Justicia y solicitarán medidas cautelares para continuar su actividad en Son Sant Joan. Hasta que eso ocurra, si sucede, vivirán desterrados en la umbría cuarta planta.

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