Es la nueva forma de sortear los escáneres y medidas de seguridad en los aeropuertos del país que se le ha ocurrido a los terroristas. Los expertos también creen que éstos podrían insertarse explosivos en las cavidades corporales como hacen de forma habitual los contrabandistas de droga. De momento, no hay ningún indicio de un atentado inminente, pero la Administración de Barack Obama lo ha notificado a otros países y ha advertido a las aerolíneas de que deben de extremar sus medidas de seguridad en los aeropuertos. Así las cosas, los pasajeros sufrirán largas colas antes de embarcar. En esta ocasión estarían en riesgo los vuelos internacionales, aunque las personas que se desplacen dentro de Estados Unidos van a ver más perros entrenados para detectar bombas en las salas de espera de los aeropuertos. El portavoz de la Administración de Seguridad, Nicholas Kimball, indicó que «las nuevas medidas de seguridad incluirán interacción con los pasajeros [en referencia a posibles interrogatorios], cacheos y empleo de nuevas herramientas y tecnología». La amenaza de «personas-bomba» fue revelada el pasado año por el MI5 en una operación de investigación en Reino Unido sobre las nuevas técnicas de Al Qaida. Sin embargo, el departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos tiene nueva información de inteligencia sobre esta forma de atentar.
Los servicios de seguridad creen que los terroristas han pensado probar con bombas implantadas dentro del cuerpo humano a consecuencia de la introducción en los aeropuertos de los controvertidos escáneres de cuerpo. Estos dispositivos no podrían detectar explosivos implantados dentro de las personas porque están diseñados sólo para encontrar objetos pegados al cuerpo. En cambio, no pueden examinar los órganos internos o detectar plásticos que contenga explosivos químicos.
Un sofisticado sistemaLos expertos creen que los hombres se colocarían las bombas cerca del apéndice o las nalgas, mientras las mujeres lo harían en el pecho. La operación para meter los explosivos en el cuerpo humano seguiría el protocolo habitual: tras cortar con bisturí, se introduciría el explosivo Pentaerythritol Tetranitrato (PETN) en un pequeño saco de plástico y luego en el suicida. La bomba sería detonada con una jeringuilla hipodérmica que inyectaría TATP (Triacetona Triperoxida) a través de la piel en el pequeño saco con el explosivo.
Fuente: larazon
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